La Final comunista
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La Final comunista
Ayer en Oporto se jugó una Final de Champions que, si digo la verdad, me dejó muy preocupado. Sé que el fútbol ha de tener ritmo, velocidad de balón, presión, pero....¿solo eso?. ¿Y no hay nada más?. ¿Ya no hay disparos de 30 metros que entran por toda la escuadra? ¿O alguien que se regatee a alguien y se vaya por la banda como si fuera su autopista particular? ¿Ya no hay centros maravillosos que vuelan como palomas de manera exacta hacia la cabeza del compañero que se la clava al portero que se siente asesinado? ¿Ya no quedan románticos que la metan de tijera o al menos lo intenten y que corten el bacalao en el área? ¿Todo es falta tras falta tras falta y sin sacar tarjetas de ninguna clase ni color? ¿Cualquiera puede impedir en el área un tiro ajeno con la mano y no ser penalty? ¿Ahora solo es penalty cuando el portero derriba al atacante y le barre los dos pies por delante (en el caso del Madrid, ni eso es penalty)? No sé.
Confieso que estoy confundido, sumido en pensamientos confusos, porque el fútbol que ayer por la noche vi me pareció un vulgar multiusos. Lo mismo sirve para una cosa y para la contraria. Y también sirve para todo pero, tras verlo, te queda la sensación de que no arregla nada. Al menos eso me sucede a mí. Porque ayer en la final vi de todo menos una cosa: ARTE. No vi genialidad alguna, ni finura individual, ni tiros a puerta (por eso no hubieron paradas de portero), ni hubo sorpresa en ninguna jugada (excepto la del gol), ni jugadas que en dos pases abren espacios hacia la eternidad. No vi nada de eso. Vi a veintidós tipos corriendo como posesos tras el balón sin ton ni son. Lo mismo que se ganaba el cuero continuamente, se perdía a continuación casi inevitablemente. Fué un partido entre la Posición y la Posesión. ¿Y el Fútbol? Ninguno de los dos equipos tuvo ambas cosas a la vez, que es lo que hace que se distinga un fútbol genial de un fútbol muy físico, pero normal.
Si lo pienso bien, diría que el fútbol que vi ayer en la Final, es la expresión más perfecta de un fútbol comunista. Un fútbol altamente colectivista, donde cada jugador tiene asignado su papel y solo ese papel, porque ha sido entrenado por un comisario político soviético que solo espera de él que haga lo que se le ha dicho y lo haga bien; es decir, tal y como se la ha dicho según el responsable político del plan quinquenal. Y nada más. Si lo haces y pierdes, el comisario político de turno, que se llama Guardiola o su doble en Moscú (tiene muchos, uno de ellos es Tuchel), dirá, en público, que has cumplido con tu misión y que no hay reproche alguno que hacer a tu trabajo de camarada esforzado (de arte individual nada de nada), y luego, en privado, te purga en el banquillo o te vende al mejor postor el próximo verano a la primera ocasión. Que es lo que lo que explica que ni Rodri ni Ferran Torres jugaran el partido que debían haber jugado: algo habrán hecho en la preparación del plan que al comisario político Guardiola no le ha gustado. Quizás que, aunque juegan un montón, se le salen de vez en cuando del quinquenal guión.
Si este es el fútbol que viene, y que por lo visto ya está aquí, no me extraña que el Madrid se quiera largar con viento fresco a la Superliga. Porque para jugar este fútbol se requiere algo más que una plantilla. Se requiere la entera tripulación de un galeón que esté día y noche durante noventa minutos de guardia y al pie del cañón. Y eso solo lo puede pagar quien lo puede pagar, un naviero del petróleo o el dueño de una mina de oro, que no saben lo que es doblar el espinazo para ganar un doblón, porque tienen miles de trabajadores esclavos que doblan por ellos el espinazo mientras ellos se lleva los doblones, para comprarse el equipo de juguete que les divierte y en el que todo lo invierten, mientras Ceferino y sus amigos, se hacen millonarios en doblones, precisamente por eso: porque son amigos.
A mí, este futbol comunista, de esfuerzo colectivista, de plan quinquenal cerrado, sin goles, sin remates, sin regates, sin penaltis, sin árbitros y sin arte ni iniciativa individual, no me convence, menos aún me divierte y me hace daño a la vista. Yo me quedo con Cruiff, con Maradona, con Van Basten, con el Buitre, con Zidane, con Pelé, con los dos Ronaldos y con tantos y tantos que hicieron del fútbol un deporte con arte y genialidad. Y que se metan Guardiola y sus dobles en Moscú este fútbol de plástico mecanizado que han inventado por donde les quepa. Los deberían meter en la cárcel por atentado ecológico contra el fútbol, por haberlo llenado de plástico.
Confieso que estoy confundido, sumido en pensamientos confusos, porque el fútbol que ayer por la noche vi me pareció un vulgar multiusos. Lo mismo sirve para una cosa y para la contraria. Y también sirve para todo pero, tras verlo, te queda la sensación de que no arregla nada. Al menos eso me sucede a mí. Porque ayer en la final vi de todo menos una cosa: ARTE. No vi genialidad alguna, ni finura individual, ni tiros a puerta (por eso no hubieron paradas de portero), ni hubo sorpresa en ninguna jugada (excepto la del gol), ni jugadas que en dos pases abren espacios hacia la eternidad. No vi nada de eso. Vi a veintidós tipos corriendo como posesos tras el balón sin ton ni son. Lo mismo que se ganaba el cuero continuamente, se perdía a continuación casi inevitablemente. Fué un partido entre la Posición y la Posesión. ¿Y el Fútbol? Ninguno de los dos equipos tuvo ambas cosas a la vez, que es lo que hace que se distinga un fútbol genial de un fútbol muy físico, pero normal.
Si lo pienso bien, diría que el fútbol que vi ayer en la Final, es la expresión más perfecta de un fútbol comunista. Un fútbol altamente colectivista, donde cada jugador tiene asignado su papel y solo ese papel, porque ha sido entrenado por un comisario político soviético que solo espera de él que haga lo que se le ha dicho y lo haga bien; es decir, tal y como se la ha dicho según el responsable político del plan quinquenal. Y nada más. Si lo haces y pierdes, el comisario político de turno, que se llama Guardiola o su doble en Moscú (tiene muchos, uno de ellos es Tuchel), dirá, en público, que has cumplido con tu misión y que no hay reproche alguno que hacer a tu trabajo de camarada esforzado (de arte individual nada de nada), y luego, en privado, te purga en el banquillo o te vende al mejor postor el próximo verano a la primera ocasión. Que es lo que lo que explica que ni Rodri ni Ferran Torres jugaran el partido que debían haber jugado: algo habrán hecho en la preparación del plan que al comisario político Guardiola no le ha gustado. Quizás que, aunque juegan un montón, se le salen de vez en cuando del quinquenal guión.
Si este es el fútbol que viene, y que por lo visto ya está aquí, no me extraña que el Madrid se quiera largar con viento fresco a la Superliga. Porque para jugar este fútbol se requiere algo más que una plantilla. Se requiere la entera tripulación de un galeón que esté día y noche durante noventa minutos de guardia y al pie del cañón. Y eso solo lo puede pagar quien lo puede pagar, un naviero del petróleo o el dueño de una mina de oro, que no saben lo que es doblar el espinazo para ganar un doblón, porque tienen miles de trabajadores esclavos que doblan por ellos el espinazo mientras ellos se lleva los doblones, para comprarse el equipo de juguete que les divierte y en el que todo lo invierten, mientras Ceferino y sus amigos, se hacen millonarios en doblones, precisamente por eso: porque son amigos.
A mí, este futbol comunista, de esfuerzo colectivista, de plan quinquenal cerrado, sin goles, sin remates, sin regates, sin penaltis, sin árbitros y sin arte ni iniciativa individual, no me convence, menos aún me divierte y me hace daño a la vista. Yo me quedo con Cruiff, con Maradona, con Van Basten, con el Buitre, con Zidane, con Pelé, con los dos Ronaldos y con tantos y tantos que hicieron del fútbol un deporte con arte y genialidad. Y que se metan Guardiola y sus dobles en Moscú este fútbol de plástico mecanizado que han inventado por donde les quepa. Los deberían meter en la cárcel por atentado ecológico contra el fútbol, por haberlo llenado de plástico.
Blanco Nuclear- 1 Champions
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