Flipo mogollón

Hablando de lo que flipa y de lo que no. Lo que a mí me dejó requeteflipado es que un futbolista profesional dijera pocas horas antes de jugar contra el Real Madrid que si había que darle un palo a Cristiano se le daría, y que esa declaración de guerra verbal (porque eso es lo que fue, una auténtica y genuina declaración de guerra) no encontrara eco en la directiva del Levante, ni tampoco le dijera nada al respecto su entrenador (que al parecer es un especialista en materia de imagen madridista), ni le llamara la atención ninguno de sus compañeros. Eso sí que fue realmente flipante. Después de que Xavi Torres dijera eso, flipé cuando en la prensa deportiva no se advirtió de la sobreexcitación levantinista ni se reconvino tampoco a un jugador que estaba provocando clarísimamente a un compañero de profesión que, para más inri, venía de sufrir una entrada que le había llegado a provocar sangre en un tobillo.

¿Qué pretendía Xavi Torres con esas declaraciones?... ¿Rematar a Ronaldo?... ¿Acabar lo que empezó el jugador del Zagreb?... ¿O pretendía acaso que Mourinho se lo pensase dos veces antes de alinearle contra su equipo?... ¿Y por qué esas declaraciones verdaderamente violentas e incendiarias pasaron inadvertidas y sin embargo las del agredido diciendo que le tenían envidia dieron tres veces la vuelta al mundo y sirvieron para que Juan Ignacio Martínez hiciera una flipante reflexión acerca de qué casa y qué no con la imagen del Real Madrid?... ¿Y qué esperaba Torres después de amenazar a Cristiano?... ¿Esperaba que los jugadores del Real Madrid repartieran caramelos?... Los palos, como las demandas, no se anuncian: se dan o no se dan; que le pregunte, si no, a su compañero Ballesteros.

Una cosa son los insultos, otra los punteros láser, otra el fingimiento y la provocación y otra bien distinta la amenaza pura y dura, y eso es lo que hizo el otro día el ex barcelonista Xavi Torres sin que absolutamente nadie dijera ni hiciera nada. Flipé, por cierto, también mogollón con la permisividad de la federación y de sus comités, el silencio administrativo de esa inutilísima Comisión Antiviolencia que sólo se preocupa de perseguir chorradas: el Real Madrid de nuevo abandonado a su suerte. Supongo que esa sensación de que cada domingo van a la guerra y no a disputar un partido de fútbol es lo que pudo sobreexcitar en un momento dado a los jugadores del Real Madrid. Por no hablar de Turienzo Álvarez, un viejo conocido del equipo blanco, más malo que la quina y que debería estar retirado hace ya un montón de años. Flipante todo.