Las ratas
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Las ratas
Las ratas son unos mamíferos roedores con los que resulta muy desagradable convivir. Las ratas habitan en las cloacas de las ciudades y en las ciénagas del campo y se nutren de toda clase de basuras y desperdicios. Las ratas propagan y contagian muchas enfermedades, que son letales para la salud pública deportiva de cualquier sociedad deportiva civilizada. Por eso se las combate en todas partes, empezando por Hamelín. Sobre "Las ratas" escribió Miguel Delibes en una obra maestra memorable de la literatura. Sus personajes se dedicaban a cazarlas en las ciénagas del río vecino a la choza en la que habitaban. Eras unos animales pestilentes e indeseables, que no se merecían otra cosa que ser cazadas, desolladas y comidas, tras asarlas a fuego lento. Para cazarlas utilizaban un palo de caña y un trapo blanco de señuelo. Si pudiéramos acabar con las ratas, podríamos convertir las ciénagas deportivas en un páramo fértil. El problema es que se reproducen como ratas, y es muy difícil erradicarlas. Además, saltan de un continente a otro con suma facilidad aprovechando las zonas sucias de cualquier medio de transporte, por tierra, mar y aire. Las ratas viven en comunidades que son un horror. Donde ellas aparecen, expulsan del medio biológico a cualquier otra especie de mamíferos que habiten en dicho lugar. Eso, si no los devoran antes, porque son inmunes y se lo comen todo. Yo odio a las ratas. No puedo verlas. Sé que son tóxicas y nocivas. Y además son horrorosas por lo que me producen horror.
Por eso agradezco el consejo de un médico que me advierte de todos esos peligros rateros para mi salud y la de los míos. Considero que, cuando lo hace, cumple con su obligación de preservar la salud pública, que es un bien común que hay que defender. Y si se trata de deportistas, con más razón aún. Por eso creo que hay que ayudar a cualquier médico que nos defienda de las ratas y sus letales efectos. Y si hay que hacerlo mediante una contribución económica, estoy dispuesto a participar. Al fin y al cabo, el que cumple con la obligación que le impone su profesión, merece su salario. Y más si se trata de advertir a su equipo de "gatos" al grito de "cuidado! ahí hay ratas!". Es una manera como otra cualquiera de llamar a los gatos a cumplir con su obligación: cazar a las ratas y librarnos de ellas. Es lo que los gatos llevan inscrito en su ADN desde que los gatos son gatos. Y bien que lo entendieron los gatos que, fueron, y se las comieron. Como les dijo el buen médico.
Por eso agradezco el consejo de un médico que me advierte de todos esos peligros rateros para mi salud y la de los míos. Considero que, cuando lo hace, cumple con su obligación de preservar la salud pública, que es un bien común que hay que defender. Y si se trata de deportistas, con más razón aún. Por eso creo que hay que ayudar a cualquier médico que nos defienda de las ratas y sus letales efectos. Y si hay que hacerlo mediante una contribución económica, estoy dispuesto a participar. Al fin y al cabo, el que cumple con la obligación que le impone su profesión, merece su salario. Y más si se trata de advertir a su equipo de "gatos" al grito de "cuidado! ahí hay ratas!". Es una manera como otra cualquiera de llamar a los gatos a cumplir con su obligación: cazar a las ratas y librarnos de ellas. Es lo que los gatos llevan inscrito en su ADN desde que los gatos son gatos. Y bien que lo entendieron los gatos que, fueron, y se las comieron. Como les dijo el buen médico.
Blanco Nuclear- 1 Champions
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