La religión culé

La que se ha armado. El Barcelona ha sido eliminado por el Eintracht Frankfurt de la Europa League en su campo y parece que en el Vaticano haya entrado el humo de Satanás.

Que si la grada estaba "maldita de blanco". Que si "los infieles" han entrado en el Santuario culé y lo han profanado. Que si los pobres aficionados culés que asistieron al partido "han pasado miedo", como si fueran un madridista en un Clásico. Que es una vergüenza que los alemanes hayan comprado las entradas de los culés, que se las han vendido para irse de vacaciones a la Cerdaña o a la Costa Brava, los muy traidores. Xavi con cara de mártir del Coliseo al que han echado a los leones y Laporta, ese caradura de manual, autoflagelándose como un cirineo en Viernes Santo, asegurando a todo aquél que le quiera oír -otra cosa es creerle- "que ha sentido vergüenza", algo que no ha conocido en su vida. Los panfletos culés echando humo como si el Barsa hubiera disputado el partido en el Infierno del Camp Nou.

Oigan, ¿pero esto qué es?. Convertir un partido de fútbol en la relectura de "Una temporada en el infierno" de Artur Rimbaud me parece una lección de victimismo ventajista que no hay quien se lo trage, porque desprende un olor a supremacismo, racismo, sectarismo y barcelonismo cutre, realmente asqueroso. Apesta que se diga que el Barsa perdió porque 20.000 alemanes borrachos y oliendo a salchicha intoxicaron el ambiente, hasta el punto que un equipo de estrellas y su entrenador estrella se estrellaron contra el fútbol y la eficacia de los jugadores del Eintracht.

¿Pero qué se han creído estos culés y sus panfletos de propaganda? ¿Que cualquiera que visite su campo de fútbol (que no Santuario) se ha de arrodillar y besarles el culo mientras se dejan golear a gusto de los socios del Barsa para que "no sientan miedo"? Anda y que les den por donde amargan los pepinillos.

El Barsa perdió porque el Franfurt fué mejor que ese equipo de jugadores sobrevalorados, que necesitan mirarse continuamente en el espejo de sus medios para decirse lo guapos que son, cuando la mayoría de ellos aún no saben ni peinarse en Europa. Perdió como lo hizo ante la Roma, el Liverpool, el PSG de Mbappé y ahora el Eintracht Frankfurt, que fueron al Camp Nou a comerse a los gatitos culés que se creen leones. Y se los merendaron con tres golazos como tres mortales zarpazos.

Recurrir a la religión para justificar un fracaso deportivo solo demuestra que el club no es divino, sino humano, muy humano. Y también asquerosamente manipulador, antideportivo y mal perdedor. Osea, lo de siempre. Nada nuevo bajo el sol: una secta pseudo religiosa, psicótica y peligrosa. Mejor fuera de la competición, que esta gente mete un 0 a 4 y ya se creen Apolo en el Partenón.

Dicen que en Barcelona han retirado las salchichas de Frankfurt de las hamburgueserías. Cuando quieren tomarse un perrito caliente prefieren que sea un supositorio con mucho "ketchup". Así lo pueden consumir por vía rectal, que es lo apropiado cuando te han eliminado de la Europa League y sientes que tu vida culé es un fracaso descomunal.