“Ella"

No lo entienden. Y, si se piensa bien, es muy fácil de entender:

Rodrygo: "¿Conformarnos? No, vamos a por "La 14"" !!Y lo ha dicho Rodrigo!! Que solo tiene 20 años.

Salah, por ejemplo, que tiene muchos años más, no ha dicho lo que ha dicho Rodrigo. Salah ha dicho que querían al Madrid en la Final. Que quieren revancha. Venganza. Klopp ha dicho que menos mal que la Final no se juega en el Bernabéu. El periodismo general ha especulado desde el comienzo de la temporada asegurando que el Madrid no tenía equipo para competir en Europa por "ella". El PSG, el Chelsea y el City se han considerado favoritos, ante un Madrid de viejos acabados y de jóvenes atolondrados y por hacer, que los ha eliminado porque la queremos a "ella" y solo a "ella". Y el mundo del fútbol, en general, ha comentado que si la suerte, la magia y el no se qué que qué se yo, cosas que a "ella" le importan un pimiento. Paparruchas vulgares que, a la hora de la verdad, a "ella" no le provocan el más mínimo interés. Cada quien se ha montado su película para seducirla, pero el único que ha dicho lo que vale verdaderamente y a "ella" le importa, ha sido Rodrigo: " nosotros vamos a a por "ella", la décimo cuarta".

Eso es lo que cuenta para "ella". Nos dá igual si se trata del Liverpool, del PSG, del Chelsea o del City. Nos da igual si dicen que todos juegan mejor que nosotros; si nos ganan durante 177 minutos durante la eliminatoria; si nos meten cinco goles en contra; si se nos lesiona Alaba, Hazard y Bale se va a jugar al golf;  si Ancelotti está viejo y chochea...!nos dá igual! Nosotros tenemos un solo objetivo: vamos a por "ella"

"Nosotros vamos a por "ella". ¿Cómo puede ser que, a estas alturas de la historia, aún no lo comprendan y, sin embargo, lo haya entendido a la primera un chaval de veinte años?. Ese: "nosotros vamos a por "ella", !mecachis, qué guapa que es!", lo explica todo. Mientras todos los demás no la ven a "ella" como es y solo van a por nosotros. Por eso se estrellan una y otra vez contra nosotros, mientras "ella" nos besa, dulce y enamorada, y nos abraza una vez tras otra como si fuera la primera vez. Porque nosotros la queremos a ella y todos los demás nos dan igual. En cambio, ellos, parece que no la quieren a "ella", por ser tan bella como es, y lo único que quieren es vengarse de nosotros, como ha dicho Salah.

Por eso "ella", siempre que puede, los mira a todos con distancia y los rechaza, despidiéndolos con el pañuelo con un gesto pícaro y displicente, de último minuto, y nos elige a nosotros una y otra vez, continuamente, como si fuera su último segundo de pasión. Porque el cariño verdadero ni se compra ni se vende. Y no hay en el mundo dinero para comprar el amor que "ella" nos tiene a nosotros. En París, "ella" nos espera de nuevo, para darnos por décimo cuarta vez ese beso de amor por el que nosotros se lo entregamos todo, de la cabeza a los pies, y ofreciéndole lo mejor que tenemos y que le pertenece desde siempre y para siempre: nuestro corazón de madridista enamorado de su belleza, desde la planta bendita de sus pies hasta sus divinas orejas, que acariciaremos, suavemente y con respeto, por décimo cuarta vez.