Su-Realismo

El otro día salió el Presidente defendiendo a su mujer a lágrima viva en la Moncloa. Y lo entiendo. Porque, seamos claros, aquí la que trae las „garrofas“ a casa es ella. Él tiene un sueldo bruto de 80.000 euros con derecho a Falcon. Vale. Pero eso es una miseria comparado con las expectativas de beneficio que ofrece ella con su cátedra de „yo me lo guiso yo me lo como y lo firma Juan Palomo que pa eso mi „maromo“.

80.000 euros es lo que gana Vini en un fin de semana, cascándole dos golazos al Bayern en una noche de Champions en un pestañear de ojos al toque de la trompeta final que dejó a los de RAC1 con cara de funeral.

El Presidente amenaza con controlar a la prensa no afín. Y en eso no estoy de acuerdo. A mí, a RAC1, que no me la toquen. Me encanta oír como desafina RAC1 cuando retransmite en catalán antimadridista los partidos de Champions del Madrid para todo el barcelonismo afín y todo el madridismo no afín. No hay mejor sonido para mis oídos, que ese coro de culés desafinados, cantando las glorias del Madrid por esos campos de Europa del uno al otro confín.

RAC1 es el último reducto del Surrealismo que nos queda a los madridistas, y a todos los demás, ahora que ya se han muerto todos los surrealistas, comenzando por André Bretón y acabando por Buñuel, Dalí y Miró. Había mucho culé suelto por ahí soñando con el subconsciente lo que no podían comprender de la realidad consciente, que consiste en que nadie pensaba que el Madrid estaría a un paso de clasificarse para disputar la Decimoquinta Champions ni en sus mejores sueños freudianos.

Pues ahí está. Y tenemos a RAC1 para contarlo de la manera más surrealista y tierna posible. Es lo que tiene que el „surrealismo“ te cuente los partidos del „realísimo“ desde el subconsciente…que te partes de la risa y pasas un buen rato la mar de consciente al comprobar su decepción sin solución.

Así que ya lo sabe, Sr. Presidente, haga lo que quiera con la prensa no afín, pero a RAC1 ni tocarla. No podemos renunciar a soñar con la Décimoquinta. Aunque sea en culé catalán y antimadridista. No hay nada mejor, ni más surrealista, para un madridista.